Precio del agua
El agua, como bien público no tiene, literal ni figuradamente, precio. Lo que pagamos con la factura del agua es la prestación del servicio de abastecimiento de agua a domicilio: la obtención de agua de varias fuentes, su tratamiento para garantizar la calidad adecuada para el consumo humano y la distribución hasta nuestros hogares.
Es un servicio tan importante que, de acuerdo con la Ley de bases de régimen local, son los ayuntamientos los que lo tienen que llevar a cabo y, por lo tanto, establecer el precio. Esta es una tarea compleja que comporta un ejercicio de transparencia por parte del gestor, que puede ser la entidad local, directamente o por medio de una empresa pública, o, indirectamente, mediante una empresa concesionaria.
El precio del agua, por lo tanto, incluye todos los servicios prestados en la gestión del ciclo del agua: la captación y potabilización, la distribución para su consumo y la recogida y depuración de las aguas residuales para que vuelvan al medio ambiente sin perjudicarlo. También incluye la reducción de la contaminación de las aguas, la preservación de las masas de agua y de los espacios protegidos, entre otros.
La tasa de suministro permite garantizar el abastecimiento de agua potable bajo los criterios de máxima calidad, eficiencia y sostenibilidad, que permiten recuperar los gastos del servicio. De este modo, los precios del servicio del agua se elaboran teniendo en cuenta las características específicas del municipio correspondiente, sus costes de gestión y la legislación vigente.
Los factores que determinan el precio del agua en cada municipio son diversos: la escasez o abundancia de recursos hídricos del territorio; el origen del agua (subterránea o superficial) y su coste de extracción y tratamiento; la medida y el tipo de casco urbano (ciudades compactas o diseminadas); el estado de las infraestructuras; los criterios que se adoptan para financiar su mantenimiento, y otros factores como la calidad del servicio, la eficiencia, la experiencia, la tecnología, la innovación, la cualificación y la formación del personal, etc.
La tarifa o tasa se expresará normalmente por una forma binómica, en una parte que se denomina cuota fija o cuota de servicio y otra parte llamada cuota variable o cuota de consumo. La primera es la misma por cada tipo de consumidor, mientras que la segunda depende del consumo que ha realizado el consumidor en el periodo a facturar.
El valor se indica en euros/m³. Para calcular correctamente el precio del agua es importante conocer los volúmenes de agua suministrados, los facturados y la estructura económica del servicio, entre otros.